lunes, 30 de mayo de 2011

Promoción 2010 / 2011

NOTA IMPORTANTE: Este texto / discurso / o como quieras llamarlo fue editado tras el “NO” definitivo a mi propuesta de leerlo el día de la graduación. Más que editado fue reescrito, ya que el que escribí fue censurado por mí mismo, con el fin de que fuera “legible” en el acto público. Esta fue mi idea desde el principio, pero NO era la que iba a leer, es decir, el NO de aquella reunión no me hizo, ni de lejos, cambiar la opinión. En cualquier caso, el objetivo de esta entada en mi blog no es otra que decir mi experiencia, centrándome quizá más en este último año. Por supuesto puede haber cosas que molesten a alguien, pero para evitar cualquier problema legal, evitaré el uso de nombres y no me saldré de mi libertad de expresión. En cualquier caso, espero que os guste, y si no, eres libre, usando la libertad de expresión, de criticarme todo lo que quieras, yo como ciudadano democrático he de aceptar tu opinión.

A principio del mes de abril, en mi cabeza hubo una batalla campal por el uso de la pluma imaginaria que escribiría un discurso final. La batalla fue tan dura, que mi obligación fue la de quitarle la pluma al cerebro, para dársela a cualquier parte del cuerpo que pudiera ser, en cuanto menos neutral, aquella parte que pudiera relatar con pelos y señales todo lo que había ocurrido, aunque no tenga una capacidad amplia para poder expresar lo que realmente quiere decir, o quizás sea capaz de decirlo con un carácter metafórico.

La primera pregunta lógica que me hizo aquella parte del cuerpo, llamémosla bombeador de ideas, fue. ¿Por qué me dejas a mí esta responsabilidad tan amplia? Esa pregunta me hizo bastante gracia, demasiada. ¿No es evidente lo que pasa? Son demasiadas cosas juntas, las cuales son en cuanto menos, contrarias entre sí.

Lo primero que puedo destacar es la unión producida en estos años. La unión de nuestra promoción es como la disolución del agua en aceite, algo completamente impensable para cualquier persona con dos dedos de frente. Está claro que al haber un grupo “amplio” de personas procedentes de una ciudad vecina, la unión se imposibilita un poco, pero no es excusa necesaria para la no-unión. Me parece una vergüenza por parte aquellas personas que intentan defender la unión de nuestra promoción de cara al público. Creo que es de hipócritas defender, o intentarlo, esta postura, que particularmente sé rompió, si no lo estaba ya, en nuestro gran debate en el primer hotel de Vergatta (Roma). ¡Qué excursión más buena! Fue el desencadenante para ver los grupos exactos que hay en nuestra promoción. Me acuerdo una llamada de esa misma noche, con algunos personajes, por llamarlos de alguna forma educada, llamándome de todo menos bonito por el único hecho de defender un ideal, que en el fondo, sabían que llevaba razón. Hay una cosa clara: Intentar unir a nuestra promoción es tan imposible como mezclar el agua con aceite. Creo que es un buen símil, ya que los hechos acaecidos recientemente, previa a la semana de examen, como fue el invitar a nuestro compañero a la famosa, y cara, cena de graduación. Está claro que fue un intento por parte de una persona, que es la que ha intentado por activa y por pasiva unir a estos subgrupos, de mezclar el agua con el aceite, consiguiendo, aparentemente una unión, pero que poco a poco se fue separando de nuevo, dejando tal y como hemos estado siempre. Un hecho, sin duda, digno de admirar, al cual cuando me enteré de este hecho me alegré bastante.

Gente insultando a otra a sus espaldas, tirándose los trastos a la cara cuando una persona está de espalda y tirándole flores cuando está pendiente, negación de ayuda a alguien que requiere la misma, y un sin fin de actos los cuales sería con el fin de criticar por criticar, cosa que por supuesto, no voy a hacer, no pienso entrar en provocaciones.

Pero si el fin de este texto no es de criticar a la promoción, ¿Para qué es? Quizá sea para aclarar de una vez por toda que no es oro todo lo que reluce, o que no por no ver tiene que estar la luz apagada, que es precisamente lo que quiero hacer, quitar más de una venda a los compañeros que me han acompañado, como mínimo, durante mis dos últimos años. ¿Estoy loco por intentar hacerlo? Si, sin duda, pero yo por lo menos reconozco una cosa obvia, pienso, reflexiono, actúo y por supuesto, doy la cara, sin miedo a las consecuencias que puedan derivar de los actos allegados a esta, podríamos decir, opinión personal. Voy a hacer un resumen del año, a saltos, que fue el principio del final, nuestro último curso en un colegio para dar paso a una institución más amplia, más específica, la universidad.

Desde un principio se vio claro cómo íbamos a pasar el curso, el curso más corto de nuestra vida, curso que acabó con el último examen de este viernes. Era nuestra “vuelta a la realidad” de cada año en la iglesia de nuestro colegio, donde se empezó a ver los grupos que íbamos a formar. Día a día esto se iba a ir confirmando. Gente ignorando a gente, incluso criticándolas a más no poder de forma completamente gratuita, careciendo de base lógica, pero aun así esos hechos se seguían produciendo. Esto hacía fluir una corta pero compleja pregunta en mi mente: ¿Por qué? ¿Por qué sois tan hipócritas de estas en tu maldito grupo, insultando a los demás, y después dices que estamos unidos? Todo una falacia, una tras otra.

¿Qué hemos hecho juntos? ¡NADA! Algunos me achacarán, sin duda alguna un pregón en el que hemos trabajado juntos. A esto les respondería con una respuesta lo más sarcástica posible, ya que, como dice nuestro gran amigo Nietzsche, tan odiado por todos, “Si no quieres una respuesta sarcástica, no hagas una pregunta estúpida”. ¿De verdad alguien piensa que en el pregón hubo un grupo unido? Es verdad, desde fuera si se vio como una buena obra, ya que según parecía, salió todo perfecto, pero la realidad, en lo que no se ve hubo problema tras problema, gente que no se comprometía a nada, escenas que no se practicaban... En definitiva, un desastre total.

Ya por no hablar del sistema memocrático del cual se disponía. Al no haber un grupo, el intentar hacer una democracia es casi imposible, pues las decisiones se toman por la gente más cacique posible, la que se cree grande, la que se cree que todo lo puede hacer, ignorando que, como decía un libro que leí hace cierto tiempo cuyo escritor se llamaba Tolstói (si mal no recuerdo): Un hombre es como una fracción cuyo numerador corresponde a lo que él es, en tanto que el denominador es lo que cree ser. Cuanto más grande es el denominador, más pequeña es la fracción. Lo primero que me dirán será aquello de que es lo que quiere la mayoría, y eso es una falacia como una casa. Las decisiones importantes las votan unos representantes que nadie ha interpuesto y después nos dan la transmiten, si no cuando nos intentan dar las opciones disponibles maquillando la que más le interesa a unos pocos.

No, este año no he disfrutado con mis compañeros. El año pasado estaba a gusto con mi clase, con mis verdaderos compañeros, gente con la que se podía contar. Este año, este año sólo un par de personas, contadas con la palma de una mano.

Hay muchos que por supuesto me tachan de loco, o de a saber qué, pero la verdad es que no me importa. Hay veces que lo mejor es sentarse, analizar la situación y remediar los problemas. ¡Pero si es un coñazo estar pensando todo el día! ¡Hay que desconectar! Amigo mío, fíjate en un iPhone, si ves un circuitaje interno, sabrás lo que es pensar de verdad, si sólo ves un iPhone, bueno, simplemente gasta un poco más tiempo de tu vida en pensar en lo obvio.

Como dice un famoso #luquequotes en twitter, La persona adecuada en el lugar equivocado puede cambiar el rumbo del mundo. No, no soy la persona adecuada, ¿O quizá sí? La cuestión es que estamos en el lugar equivocado. Parafraseando una expresión inglesa: Wake up and smell the ashes. Esto dice básicamente y yendo a grano: Despierta y mira la realidad. No, no es oro todo lo que reluce.

En cuanto a nivel educativo, también hay que destacar varios puntos. Son muchos años, demasiados. Me acuerdo de todos y cada uno de ellos, de todo lo que han hecho por mí.

El primero es una crítica activa a todos mis profesores de lengua, salvándose la única profesora que me ha apreciado como “escritor”. Años tras años me han dicho que no valgo para las letras, que no sería capaz de escribir ni un simple verso. Sólo un año, solo uno, una profesora me animó, me dijo que siguiera escribiendo, que puede que mis poesías, que mis textos, que todo lo que escribía quizá no fuera una cosa muy bonita, pero que tenía algo. Eso me leo, y ahora me dedico a escribir todo lo que puedo y más, porque sé que aunque no me parezca a mi gran héroe Miguel Hernández, sé que puedo llegar conseguir algún día ser su sombra. ¡Espero que sigas muchos años en el Liceo, apreciando el talento de los tus alumnos!

También me gustaría hacer una mención especial a un profesor con el que se puede hablar de cualquier cosa, un profesor que me ha ayudado a no volverme loco con mi ideales, alguien que siempre ha estado ahí para escuchar mis locuras de política, alguien que, de verdad, me ha apreciado. ¡Gracias!

Creo que ya está... ¿Me falta alguno? No...

Un momento... ¿De verdad creíais que me iba a olvidar de los dos profesores que más me han aportado? No, no me olvido de ellos. Gracias a esos dos profesores soy lo que soy. Ellos me han enseñado a amar a las ciencias, ellos me han enseñado de que los profesores son más que simples profesores. Ellos no son simples profesores para mí, no, ellos son amigos, en el sentido literal de la palabra. ¡Gracias por todo! ¡Sois los mejores! ¡No cambiéis nunca!¡No os olvidaré! Quería escribiros algo más bonito, porque os lo merecéis, pero entre las lágrimas producida por no volver a hablar a diario con vosotros y la lluvia de adjetivos que flotan sobre mi mente, es imposible de alargar esto.

Pero no es todo malo. Me voy contento con la promoción, muy, demasiado contento. He conocido a algunas personas que son magníficas, excepcionales, increíbles. Personas que puedes confiar en ella, que te ayudan en los malos momentos, personas de verdad. De todo lo que podría decir, de todo lo que os podría dedicar sería poco. Pienso en cada palabra que pudiera decir, pero son demasiado adjetivos como para juntarlos, para formar una frase con sentido. Creo que no hace falta deciros que gracias a vosotros he podido salir adelante en los baches emocionales de este año. Sin duda alguna, no me olvidaré de vosotros tan fácilmente, espero de todo corazón que mantengamos el contacto, porque de verdad, me habéis hecho feliz este año. Os merecéis demasiado, siento no poder expresar todo lo que quisiera, de recompensaros con algo bonito, y por supuesto épico, pero no puedo, no tengo palabras para cuantificar lo que os agradezco este año. Algunas de estas personas puede que me vaya con ellos a la Universidad, y algo puedo decir seguro: Soy afortunado al tenerlos a mi lado. ¡Sois grandes!

Pero ya no es sólo por nuestra promoción, conoces a tanta gente que no tienen efecto en ti, conoces a una que te cambia la vida. Gracias a Dios, en estos últimos días conocí a dos personas que han sido un punto positivo al año. Esas personas tardaron muy poco en conocerme y se dieron cuenta de que no soy tan malo como algunos me pintan .Si toda nuestra promoción fueran como estas personas, definitivamente, seríamos la mejor promoción de la historia del colegio. ¡Gracias por estar ahí!

Sin más, espero que este pequeño, aunque sincero texto, sirva para resumir un año que, como todo, es mejorable. Aun así que os vaya bien en la universidad. ¡Suerte a todos!

“No odio a mis enemigos porque estoy demasiado ocupado amando a los que amo”

martes, 17 de mayo de 2011

Investigar con pocos recursos

Hace muy poco empecé a investigar sobre un tema bastante peculiar: La radiactividad. He de reconocer que empecé con un poco de desgana, ya que pensaba que había mucha información sobre esta y que no iba a poder encontrar nada realmente interesante. Empecé a leer y me fui dando cuenta de que la radiactividad no es, ni de lejos, tan inofensiva como nos la pintan, pero que tampoco es peligrosa. Deduje que la radiactividad era como todo, no era mala, pero ya sabemos, todo exceso es malo.

Lo de Fukushima me hizo recapacitar bastante, ya que veía las noticias y veía cosas que no comprendía... Era una central en la que había uranio natural, uranio empobrecido, y óxido de plutonio, mezclado todo para dar un combustible llamado MOX. Hay que recordar que el Uranio es el último elemento de la tabla periódica NATURAL (es decir, que no ha sido creado por el hombre), siendo su número atómico el 92. El Platino es un elemento cuyo número atómico es el 78. Lo primero que puede llegar a sorprender es, ¿De donde salen aquellas partículas de Cesio Radiactivo, Yodo Radiactivo y demás? Muy fácil. En en núcleo de la central nuclear  se producen unas reacciones que son más simples de lo que parece. El Uranio, una molécula estable, le añaden un neutrón con el fin de que el Uranio se vuelva inestable y éste se descomponga en otras moléculas con estabilidades superiores, como por ejemplo, gases nobles, junto al lógico aporte de energía calorífica, que sirve para calentar el vapor de agua que gira las turbinas que. El problema viene cuando esas reacciones completamente controladas y seguras se vuelven inestables por un fallo al suministrar neutrones. En este caso, el núcleo se vuelve totalmente impredecible, ya que las reacciones son completamente desconocidas, formándose más calor de la cuenta (por eso la refrigeración es muy importante, por eso se construyen las centrales nucleares cerca del mar) y normalmente, formando iones radiactivos, como por ejemplo los nombrados anteriormente. El resumen que puedo hacer sobre estas sustancias es sencilla, al no ser estables por ser iones, buscarán la estabilidad en otros objetos. Un ejemplo clásico es del estroncio 90, que si nos vamos a la tabla periódica tiene las mismas características del Calcio, por lo que el efecto que causa es obvio, éste entra en el organismo y se une a los huesos.

Pero bueno, al tema. ¿Cómo puedo yo investigas sobre esto si no tengo recursos? Es muy fácil, buscando métodos baratos y los más absurdos posible. Un día leí que el isotopo más común del potasio, era el K-40. Al parecer los plátanos contenían este isotopo. Como puede parecer obvio, yo no me creí esto, y ahí empezó mi idea. ¿Cómo compruebo esto? ¡Muy sencillo! Los isotopos emiten radiación porque buscan la estabilidad. Si buscan la estabilidad emitirán radiación, como es lógico. Pensé que la luz, que al fin de al cabo es una radiación con una longitud de onda definida, era visible para el ser humano. Pensé en que una cámara podría captar la radiactividad, ya que pueden ser capaces de percibir longitudes de onda más amplia. El primer problema que tuve fue que podía hacer una caja cerrada para que no entrara ni escapara ningún tipo de radiación. Conseguí que no entrara luz, pero claro, la radiación beta del isotopo de potasio traspasaría mi caja. ¿Solución? Un trozo de plato del microondas. Simple pero eficaz. Funcionó. Puse dentro de la caja, además del plato de microondas, varios plátanos. Correcto, se veía la radiación con puntitos blancos. Fue bastante impactante. ¡Los plátanos emiten radiación! Aprovechando el experimento, metí mi móvil y vi como se dejaba de ver esos puntitos blancos de la foto.

Como ya lo comprobé y no tenía medio para medir la radiación, busqué por Internet. Emite tan poco radiación que ni hay que tenerlo en cuenta. Para dar más datos, comerse un plátano al día sería como exponerse a 0,036 mSv en un año, y teniendo en cuenta que hacerse unos rayos X en el cuerpo se recibe unos 0.020 mSv, pues no es una cifra muy elevada, la verdad. Esto me sirvió para empezar a comprender la radiactividad, y sobre todo, perderle el miedo a ésta.

En resumen, que hay que investigar para comprender las cosas. Tener pocos recursos para hacer pruebas no significa que sea imposible.

Por supuesto, estoy a ver si termino con mi dossier con toda la información sobre lo que estoy investigando. Será publicado en copyleft para que quien quiera pueda verlo, editarlo y publicarlo. ¡Tráfico de cultura!